25 ene 2010

El complejo escenario informativo que se viene


La coalición política que gobernará los próximos cuatro años, además del poder político y el poder económico, tendrá el control mediático. A la línea editorial de derecha o centroderecha que tienen los diarios del duopolio Copesa-El Mercurio y los canales de televisión privada se podrían sumar “La Nación”, por su incierto futuro, y TVN, por el nuevo presidente del directorio que Piñera, que aún tiene Chilevisión, debe elegir.

Había pasado inadvertido. Ninguno de los candidatos le dio mucha importancia en sus respectivas campañas y, salvo el arrebato de Sebastián Piñera al decir que cerraría La Nación, del futuro de los medios de comunicación no se había hablado mucho.

Actualmente, en prensa escrita existen dos grandes consorcios periodísticos: El Mercurio S.A. y Copesa. Según un estudio del Observatorio de Medios Fucatel, en 2005, ambos controlaban más del 90% de los medios escritos y recibían el 77% del avisaje estatal. Esta situación, que hace compleja la entrada de nuevos medios por la falta de aporte económico vía publicidad pública, tiene otra particular característica: la homogénea línea editorial.

María Olivia Mönckeberg, autora de “Los magnates de la prensa” y docente de la Universidad de Chile, explica a LND que “la magnitud de la concentración existente en Chile de los medios de comunicación es paradigmática”, asegurando, además, que “no es una concentración cualquiera, es una concentración en manos de la derecha, en manos de grupos financieros económicos”.

Esta situación de monopolio ideológico, según lo explican Esteban Geoffrey y Guillermo Sunkel en el libro “Concentración económica de los medios de comunicación”, se debe a que el empresario chileno es “ideológicamente homogéneo, educado en una matriz económica neoliberal y en un conservadurismo moral”. Los autores concluyen que este modelo de empresario no sólo se ve en los dueños de los diarios (excelentemente retratados en “Los magnates de la prensa”), sino que también en los avisadores, los que en general prefieren a los medios afines a su ideología para promover sus productos.

Según Marcelo Contreras, presidente del Observatorio de Medios Fucatel, cabe preguntarse: “¿Hasta qué punto los medios de comunicación que apoyaron la campaña de Sebastián Piñera van a ser condicionales en su gobierno, negándose al rol esencial que la prensa debe cumplir en democracia, que es fiscalizar a las autoridades e informar de forma amplia, veraz y oportuna sobre los hechos?”. La pregunta tiene gran importancia, sobre todo si analizamos el futuro que podrían llegar a tener algunos de los pocos medios de comunicación que hasta ahora han tenido una línea editorial distinta a la del denominado duopolio Mercurio-Copesa, como TVN o La Nación. Contreras es tajante en explicar que el panorama tendrá un vuelco a la derecha, básicamente “porque ellos (la derecha) controlan todos los canales comerciales privados y ahora van a tener un mayor control del canal estatal (TVN) al designar al presidente de su directorio”. En el caso de este medio escrito, el presidente de Fucatel recuerda que Piñera amenazó con cerrarlo y que, además, “existe la posibilidad de que se transforme en su diario de gobierno”, tal como en los tiempos de Pinochet, cuando La Nación difundía los quehaceres del régimen.

CONTROL TOTAL

Uno de los primeros síntomas de preocupación sobre la pluralidad informativa fue la exigencia, por parte de Sebastián Piñera, de pautear que nadie le consultara sobre sus empresas recién electo Presidente. El hecho de que Iván Núñez se haya negado a hacer una entrevista condicionada generó buenos comentarios de él como periodista, pero reveló otro problema más de fondo: la sumisión. Según el presidente de Fucatel, “Iván Núñez fue muy digno y profesional por negarse a hacer una conferencia pauteada, pero también llama la atención que los demás canales hayan aceptado (…) habla muy mal de ellos”. Si a esta situación se suma que “el pauteo” vino desde el hombre que ejercerá la presidencia en un par de meses, y que además aún tiene el control de Chilevisión, que tampoco planea vender (dijo que lo dejaría en manos de una fundación), la situación se ve compleja.

Mönckeberg, Premio Nacional de Periodismo 2009, añade que en este panorama de monopolio informativo, donde el candidato no sólo tiene la simpatía de medios como La Tercera y El Mercurio, sino que es dueño de su propio canal de televisión “a Sebastián Piñera le basta y le sobra”, aclarando que “todos sabemos que las fundaciones son identidades que serán de él mismo. Y que va a haber gente de sus socios no me cabe duda”.

Más allá de la privilegiada situación mediática del futuro Presidente de Chile, la derecha está en un momento de control total comparable con la época del gobierno militar: “Estamos frente a un cerco que afecta a la libertad de expresión. Si eso era grave en los gobiernos de la Concertación, creo que hoy día es mucho más complejo. La misma gente que controla los medios de comunicación es la que controla el poder económico y político al estar un Presidente que los representa en La Moneda”, sentencia Mönckeberg.

Los dueños de los medios escritos más influyentes en nuestro país, La Tercera y El Mercurio, tuvieron un rol activo en la dictadura. Según María Olivia Mönckeberg, que ha estudiado minuciosamente a estos personajes, “Álvaro Saieh (dueño de La Tercera y La Cuarta, entre otros medios) es un economista que fue asesor de Pinochet y fue de los que aconsejaba la privatización de las empresas estatales en tiempos de dictadura”.

Por otro lado, y mucho más conocido, está el papel que desempeñó El Mercurio en la misma época. “Si El Mercurio no hubiera existido, los Chicago Boys lo hubieran tenido que inventar porque necesitaban un medio para transmitir la ideología neoliberal”, explica Mönckeberg.

Tal es la cercanía de la derecha política con “el decano”, que el propio fundador de la UDI, Jaime Guzmán, llegó a declarar en 1980 al diario de Agustín Edwards: “Coincido totalmente con los editoriales de El Mercurio en todas las materias en las que tengo opinión formada; en las que no tengo opinión propia, adopto la de El Mercurio”. Esta cita, rescatada por Ken Dermota en su libro “Chile inédito”, muestra el poder e influencia de este medio en ese sector político y en la sociedad chilena en general.

Hay que asumir que la poca diversidad en los medios no es algo que sólo esté relacionado con la dictadura, pues desde la vuelta de la democracia no ha existido una política importante respecto al tema. Según Faride Zerán, Premio Nacional de Periodismo 2007 y directora de la Escuela de Periodismo de la Universidad de Chile, el problema se debe a que “los cuatro gobiernos concertacionistas no hicieron nada durante 20 años para fomentar el pluralismo, la diversidad y la existencia de medios independientes al duopolio”.

El director de Fucatel aclara que “existió una coalición que gobernó por 20 años y que no tuvo representación de un medio de comunicación a nivel de la prensa escrita o la televisión”. Si bien La Nación, con 70% de acciones a cargo del Estado, podría ser considerado (hasta ahora) como una contraparte al duopolio, las diferencias en la cantidad de circulación hacen que sea una competencia absolutamente desigual (ver recuadro).

Zerán, que conoció de cerca la situación con el cierre de la revista Rocinante, explica que “el tema de los medios en Chile es serio, su alto grado de concentración económica e ideológica atenta contra nuestra fortaleza democrática, y debe ser enfrentado con visión de país a través de políticas públicas que fomenten la libertad de expresión”.

LOS DESAFÍOS

Ante el condicionado panorama mediático que se prevé, la necesidad de crear un nuevo medio de comunicación que pueda realmente fiscalizar al gobierno y sea la voz de la población que tiene una ideología política contraria a la nueva coalición gobernante aumenta. Sin embargo, no es una tarea fácil. Si en dictadura pudieron subsistir medios de comunicación, no era sólo por el gran coraje que tenían los periodistas (que fue fundamental), sino que también era porque desde el extranjero llegaba dinero destinado a financiar “la causa”. Al ir desapareciendo progresivamente ese capital, y bajo la desprotección del Estado, una a una fueron desapareciendo emblemáticas publicaciones como APSI, Análisis o La Época. Siguiendo esa lógica, Loreto Rebolledo, periodista y doctora en Antropología explicó a LND que se hace muy complejo que hoy en día nazcan medios como los anteriormente citados porque ya no llega plata desde el extranjero y el costo de mantener un medio de comunicación es muy alto. María Olivia Mönckeberg, por su parte, cree que esta situación, que ella califica como “preocupante”, puede tener su lado positivo: “A lo mejor hay que hacer un remezón para que por fin surjan medios que no sean de derecha, medios sustentables que no sean de derecha. Esa es una visión optimista, pero que no se puede descartar”.

Dentro de esta búsqueda de crear un medio con las nuevas tecnologías está Gabriel Jara, creador del sitiowww.piñeramiente.cl. Como el nombre es bastante sugerente, desde Nick Chile (empresa que vende los dominios) le llegó un mail que decía que el propio Sebastián Piñera quería quedarse con el sitio. La situación, que será llevada a arbitraje el 1 de marzo, no apaciguó las ganas de Jara por crear un nuevo medio de comunicación dedicado a hacer oposición al gobierno. La idea, que surgió luego del éxito de su página, que según el autor “logró demostrar que Piñera es un mentiroso”, en primera instancia funcionará con los aportes de los propios lectores, pero la idea a futuro es tener un propio staff de periodistas dedicados al tema.

Concentración de medios

Agustín Edwards Eastman es el dueño de la empresa El Mercurio S.A., que controla los siguientes medios: El Mercurio, Las Últimas Noticias, La Segunda y otros 20 medios regionales, dentro de los que destaca La Estrella (con distintos apellidos por región).

Según datos del Observatorio de Medios Fucatel, este consorcio recibe el 48% de la publicidad estatal. El diario más importante, El Mercurio, de lunes a viernes tiene un tiraje promedio de 153.468 ejemplares. La cifra crece considerablemente el domingo, donde la cantidad de diarios sube a 253.649 (Datos extraídos de “Los magnates de la prensa”).

Álvaro Saieh Bendeck es accionista mayoritario del Consorcio Periodístico S.A. (Copesa), que agrupa a los siguientes medios: La Tercera, La Cuarta, La Hora, revista Qué Pasa, revista Paula, Icarito, Radio Carolina, Radio Duna, Beethoven, Radio Zero y Paula FM. Según Fucatel, este consorcio recibe el 29% del avisaje estatal. Su diario más emblemático, La Tercera, tiene un tiraje promedio semanal de 83.378 ejemplares por día. La cifra asciende a más de 200 mil el domingo (datos extraídos de “Los magnates de la prensa”).

Estas cifras contrastan con la circulación del semanario The Clinic, que tiene una circulación neta de 20.775 ejemplares, o el diario La Nación que tiene un tiraje promedio semanal de 14.000 ejemplares por día. La Nación Domingo tiene un tiraje de 28.292.


Fuente: La Nación

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